Hubo una vez que estuve cuerda. Era feliz y despreocupada. No estaba pendiente del teléfono más que para cuestiones laborales. No miraba la pantalla cada media hora para asegurarme de que alguien en particular se había conectado. También es cierto que no existía Whatsapp. ¿Puede haber aplicación más peligrosa? Sí, es muy útil, permite enviar mensajes instantáneos gratuitamente, pero para los que tenemos tendencia a cuestionarlo todo, a desconfiar de todo el mundo porque antes nos han engañado, se convierte en una arma muy eficaz para controlar. Y eso es vivir al límite. Al límite de la locura.
Me volví paranoica un día, un día de repente me volví paranoica y desde entonces solo hizo que aumentar esa sensación de que me la estaban pegando. Tampoco estaba tan equivocada. No era un engaño de manual. No me ponía los cuernos. Tan solo me decía que me quería, pero no era verdad. Lo peor es que ese alguien fue el que me convenció de que soy una paranoica y me lo acabé creyendo, y de tanto que me lo creí acabé presa de los celos y los delirios, creando una realidad paralela muy poco lógica, de enredos y maquinaciones. Pero, en definitiva, mi paranoia tenía una razón de ser, aunque apuntara en la dirección equivocada.
Pero pongamos una nota de humor al asunto:
Es "Doble Check", corto finalista de la X edición del Notodofilmfest.
jueves, 28 de marzo de 2013
miércoles, 27 de marzo de 2013
Perfecta imperfección
Siempre
tengo los pies fríos. Duermo con pijamas infantiles. No suelo hacer
la cama. Grito cuando me enfado. Pierdo los nervios con suma
facilidad. Fumo demasiado. A veces bebo a solas. Me encanta el cine
de terror. Veo mucha televisión. Leo demasiado durante épocas,
poquísimo en otras. Tengo la risa floja. Me tomo las cosas muy en
serio. A veces no me acuerdo de lo que hice ayer. Nunca olvido una
fecha especial. Quiero tenerlo todo bajo control. Soy extremadamente
racional. Me pierden la pasión. No como carne desde hace semanas.
Odio las angulas. No soporto la gente hipócrita. Soy más falsa que
un duro sevillano. Miento más que hablo. Alguna vez digo la verdad.
Me duele no tener lo que quiero. Sé que no tengo talento. Nunca
plantaré un árbol. Odio los bebés. El reloj biológico hace
tic-tac. Tengo dos agendas y no utilizo ninguna. No me entiendo la
letra. Me han salido algunas canas. Me acomplejan mis diminutos
pechos. Tengo la nariz demasiado grande y deformada pero me gusta. Se
me cae el mundo encima cada noche. Cada día sigo un ritual exacto y
rutinario. Me sé de memoria algunos números de teléfono. A veces
me acuerdo de gente y quiero saber de ella. Me canso de algunas
personas. Soy perseverante. Quisiera ser un putón. Gano por
teléfono. Me frena la timidez.
Hace tiempo que no me fumo un porro.
Cuando me emborracho me da por llorar. Tengo un lunar enorme en el
muslo derecho herencia de mi abuela. Un remolino en la frente marca
la raya del pelo. Pienso antes de hablar. No me gusta herir los
sentimientos. Soy borde. Llevo una coraza protectora contra los
elementos extraños. No acabaré nunca la carrera. Quiero hacer una
tesis sobre arte ramirense. Me enamoré de un profesor de la facultad
y se lo dije. Me gusta conducir y perderme por la ciudad. Hace tiempo
que no recuerdo los sueños.
No me gustan los dulces. Me pierdo por
el chocolate con un mínimo del 70% de cacao. Se me agrietan los
labios con el frío, con el calor, con el viento. No me maquillo. Uso
tanga, pero no sujetador. Mis calcetines son de colores. Tengo la
moral por los suelos. Mañana me levantaré como si nada. No soy de
fiar porque no sé guardar secretos. Escucho atentamente lo que me
cuentan los demás. Quería ser veterinaria. Adoro los perros. Me
asusta la sangre. Siento náuseas cada mañana. Uso mi voz para
seducir. Me gusta hablar. Callo lo más importante. No sé decir que
no. Perdí la cabeza en algún lugar. Soy un GPS humano. Tomo más de
tres cafés diarios. Estoy enganchada al móvil.
Me gusta salir a
pasear sin rumbo fijo. Odio las aglomeraciones de los centros
comerciales. No puedo con las madres que llevan a sus hijos a todas
partes. Nunca he pegado a nadie. Alguna vez se me ha escapado una
hostia. Soy malhablada. Reniego constantemente. No me gustan mis
manos. Tengo una colección de pendientes. Los platos se acumulan en
el fregadero. Limpio con lejía hasta el suelo. No plancho la ropa.
Acumulo recuerdos sin sentido. He tirado montones de ropa. No puedo
dormir con las persianas abiertas. Me encanta el verano. Soy buena
nadadora y buceadora. Una vez gané un premio de poesía con un poema
cursi. Mis compañeros de clase me insultaban. Quiero mucho a mi
madre.
Confío más en los hombres. Pienso mal de todo el mundo. Beso
muy bien. Soy muy mala en la cama. Creo que las joyas son inútiles.
No uso zapatos de tacón. No me gusta que llueva. Me encanta el gusto
de mis lágrimas. Me dejo engañar. Tengo una cicatriz en la rodilla.
Me gustan los hombres de sexualidad ambigua. Puedo cambiar de opinión
en décimas de segundo.
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