miércoles, 17 de diciembre de 2014

Plan PREPARA (y III)

Año y medio después de presentar un recurso de alzada por la denegación del Plan Prepara al que tenía todo el derecho del mundo he recibido, sí, año y medio después, la resolución. Negativa, evidentemente. No me sorprende, aunque mantenía la esperanza que 18 meses dieran para estudiar el expediente con detenimiento. Pensé, loca de mí, que cientos de funcionarios estaban leyendo cada una de las líneas de mi recurso para entender qué es lo que reclamaba. Creía que harían cuentas y llegarían a la conclusión de que habían cometido un error (ya conté en otro post que una funcionaria había calculado que por los escasos ingresos que entraban en casa en aquellos momentos, me correspondía la "ayuda"). Pensé también que quizá alguien me haría sentir como algo más que un mero número o un mero nombre en el censo electoral. 
Qué equivocada. La resolución denegatoria, que pone fin a la vía administrativa y que, por tanto, abre la del contencioso, es una resolución tipo en la que lo único nuevo es el nombre del recurrente. Una maraña de antecedentes de hecho y de derecho en los que no se menciona en ningún lugar las circunstancias concretas del recurrente, en los que dicen haber tenido en cuenta la documentación que se anexa pero que no se anexa y que solo sirven para darte cuenta de que te han tomado el pelo, otra vez. 
En fin. Esto termina aquí. No voy a reclamar judicialmente la resolución porque no puedo permitírmelo y la maquinaria del Estado es demasiado poderosa. Quizá me diréis que soy cobarde, pero no tengo ganas de seguir sintiendo que no soy una persona, que solo soy un número de la SS (Seguridad Social, no las Schutzstaffel, aunque empiezo a no ver diferencias). Querida Fátima, tú ganas. 



lunes, 15 de diciembre de 2014

Terapia de choque (II)

Y cuando tengo momentos de debilidad me recuerdo que tenemos que aprender la lección:




Porque si tú eres capaz de estar casi tres semanas sin hablarme no seré yo quién dé el primer paso esta vez. 

PD: La canción original es de The Korgis, pero la versión de Beck es mucho más bonita. 

viernes, 5 de diciembre de 2014

Terapia de choque (I)

Suena casi a paradoja. Cuando estoy triste porque lo nuestro no es como debería, cuando me doy cuenta de que lo nuestro nunca fue nuestro, no me acuerdo de ninguna de nuestras canciones. En el fondo es normal porque nunca tuvimos una canción. Pero si quiero torturarme con una canción triste, no por la letra ni por la melodía, no, una canción triste por lo que significó, siempre está ahí presente: Los Días Raros, de Vetusta Morla. 
Me contaste, hace tres semanas, que tu dentista tenía de hilo musical Vetusta Morla y le preguntaste qué grupo era. Tú ya lo sabías, yo te los había puesto cientos de veces aquellos viernes que venías a casa a huir de la tuya. Pero querías asegurarte de que tu dentista escuchaba la misma música melancólica que yo. Diste en lo cierto y sin tapujos dijiste que no, que no te gustaba. Y yo el día que por última vez escuché esa canción fui feliz por última vez en la vida. Porque dos días después perdía a mi bebé. Y tú nunca fuiste el padre.