martes, 24 de marzo de 2015

Callada

Podrían haber sido seis, o bien tres, pero han pasado cuatro, cuatro meses. Los suficientes para regalarte lo que más deseas, lo que creo que más deseas: el silencio.
Siempre he hablado de más, he jugado con las palabras, con el sonido de las letras, llenando vacíos, dando explicaciones no reclamadas, expresando sentimientos que solo a mí me importan, desvelando intimidades (cosa que te molestaba muchísimo), aireando tus secretos más triviales. Ha llegado el momento de no volver a hablar de ti, de no pensarte, de evitar que aparezcas en mis sueños, observándome en la barra de un bar. Ha llegado el momento de darte el silencio. Podría haberlo hecho como merece la situación: no diciendo nada. Pero creía que merecías un silencio escrito, recordarte que tengo el otro pendiente, la pareja desparejada está en un cajón. Ahí lo guardo como un preciado tesoro, como un recuerdo del silencio que te debo de una vez por todas. Me gustaría decir tu nombre una vez más: ... Te quiero, en silencio.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Nunca estamos contentos

Supongo que aunque las cosas empiecen a ir como deberían, nunca estamos del todo satisfechos. Conformarse no está hecho para los humanos, siempre queremos más.

Son pequeñeces: que no te sobre la comida al cocinar para 300 aunque te lo vayas a comer tú solo (tienes almuerzo para varios días), poder explicarle a alguien qué tal te ha ido el día en el trabajo, comentar esa serie de la 1 que solo ven unos pocos, no tener que mantenerte en tu lado de la cama aunque lo hagas inconscientemente, todos aquellos detalles estúpidos del desamor.

Porque la vida no está hecha para vivirla a solas.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Moving

Hay personas que nacen, crecen, se reproducen y mueren en el mismo lugar (parece un anuncio de Cucal). Hace tantos años que voy de aquí para allá que tengo muchas ganas de quedarme en un sitio y no moverme, plantarme como un pino y crecer ahí tranquilamente al sol y a la lluvia. Cuando terminas una mudanza sientes eso, que ese es tu lugar para los siglos de los siglos, amén. Mas en el fondo, si eres una apátrida, sabes que será temporal y que un día, cuando las aguas vuelvan a su cauce, te irás a otro lugar.

Mudarte es una lata (como el trabajar), porque empaquetas y desempaquetas tu vida en una semana, recolocas la ropa, los trastos que acumulas, limpias, desinfectas zonas, cambias bombillas que se funden sin avisar, llamas al fontanero para que te arregle el calentador y así poderte duchar y descubres que solo te funciona un fogón, a ti que tanto te gusta cocinar.

Pero mudarte también significa crecer como persona, cargar con tus cajas repletas de chismes en soledad, subir y bajar, cerrar llaves de paso y bajar el automático del contador de la luz. Y descubrir. Descubrir que vives en un barrio multicultural, que puedes salir a correr y hacer ejercicio en un gimnasio al aire libre (sí, ya lo he probado), pasear con tu perro por parques sin pipicán y estar cerca del centro de una ciudad llana, en la que no hace falta coger el bus porque puedes ir a cualquier sitio andando (te irá muy bien para adelgazar).

Mudarte quiere decir volver a empezar, encontrar un trabajo temporal que te permita ser medio independiente y albergar esperanzas para nuevos trabajos que apuntalen esa independencia cuando pagues todas tus deudas. Es un nuevo comienzo, pero no el definitivo. Porque los nómadas no concemos la palabra estabilidad, no somos felices permaneciendo siempre en un mismo lugar.

PD: Mudarse también es estar media hora dando vueltas para encontrar aparcamiento y buscar un wifi público desesperadamente para poder publicar. 

jueves, 5 de marzo de 2015

Pues sí

La luna está llena y eso hace feliz a cualquiera que pretenda tener una segunda, tercera o cuarta oportunidad, porque la luna nunca falla, siempre está ahí. 

Decía la canción que “si salimos de esta, te juro que no haré ni un gesto de emoción”, pero es inhumano contener la dicha si vas sacando la cabeza. Alegría contenida, no vayamos a emborracharnos de optimismo. 

Cuando remontas sientes que todo va a ir bien porque hay gente que te ha dado esa segunda, tercera o cuarta oportunidad. Y ahora permíteme que me maquille y me ponga guapa que hoy voy a salir. La luna me está esperando. 

Podría ser cualquier luna, pero así luce ahora