viernes, 4 de agosto de 2017

De año en año...

Dicen que no hace daño. Seguramente no. Y aquí estoy, rodeada de libros y trastos viejos, en el desván de mi piso caluroso, junto a la piscina hinchable-lujo para pobres. Hace siglos que no me complico la vida y quizá lo echo de menos. ¡Qué va! ¿Para qué? Para escribir. Porque es aburrido escribir sobre vidas perfectas y las que me rodean lo son, son demasiado perfectas. Miento, y lo sabéis, pero así somos y así se lo hemos contado a los demás.

Dicen que no hace daño. Trabajo de oficina con horario envidiable. Error, horror, desidia, casi abulia. Dejemos eso a un lado que estamos terminando las vacaciones.

Dicen que no hace daño. A solas con una misma, piensas y no actúas, otra vez paralizada por la procastinación. En espiral, la vida en espiral, mejor que la vida en sobresaltos. Inapetencia. 

Dicen que no hace daño. Pero hace calor. De año en año.