El mar de madrugada
asusta. Al fondo los pescadores iluminan su paso con enormes focos
que deslumbran hasta la costa. Las olas deshacen ferozmente la arena
que horas antes han pisado decenas de caminantes. Esas luces al
horizonte no están donde deberían, nadie imagina un mar de
madrugada iluminado. El zumbido constante de las olas irrita. Quien
dijo que el sonido del mar calma andaba muy equivocado. El sonido del
mar enerva, es malicioso. Orion, con mas estrellas que nunca, me
observa impasible. De su cinturón pende la espada que deseo me parta
en dos antes de que la marea, cada vez mas cercana, inunde mis pies.
Tengo miedo, siento pavor. Ese ruido es infernal.
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