San Valentín es una fiesta de origen romano (id a la wikipedia y tendréis la historia de la festividad), que se importó a España desde países anglosajones y nórdicos allá por el año 1968 gracias a la visión comercial de Galerías Preciados. Les faltaba una fiesta comercial para el mes de febrero y, ¡Pam!, ahí la tienes.

Qué narices. Soy una cursi. Necesito un simple mensaje de whatsapp con unos emoticonos de besines para ser feliz en un día tan extremadamente ridículo.
Todos necesitamos fechas señaladas, sean aniversarios, aniversarios del primer beso, aniversarios de la primera cena, aniversarios del primer..... No, todos no. Las mujeres. Ya. Qué poco feminista, me merezco enfrentarme a las de Femen a pecho descubierto por lo que voy a decir: soy una mujer, me importan los detalles, aunque diga todo lo contrario. Si digo que no me importa San Valentín, en realidad estoy diciendo: Pobre de ti si no me dices que me quieres hoy. Si digo que Sant Jordi está sobrevalorado te estoy diciendo: Pobre de ti que no me regales una rosa (y un libro) ese día. Si te digo que tal día hacemos 6 meses pero no hace falta que lo celebremos estoy diciendo: Pobre de ti que no te acuerdes del primer día que me dijiste ¡Hola!
Así de complicadas somos las mujeres.... Bueno, no todas, la mayoría, ¡Ai!, qué machista suena esto.....