
jueves, 22 de agosto de 2013
Casi vacía

lunes, 5 de agosto de 2013
Estarás
Ya sé dónde descansarás.
Ya sé dónde debes estar. Dónde debes permanecer para que pueda
verte cuando quiera. Es un lugar precioso, de aguas calmadas y vistas
increíbles, cerca de donde pasaste casi toda tu vida. Un paraje
lleno de vida, de personas que nunca te dejaran a solas, y de
momentos ideales de soledad. Cuando esté preparada te dejaré ir
ahí. Y tendré, por fin, un lugar al que regresar pensando que
estarás bien, que estarás en paz.
Mama, estarás tan bien...
estarás tan bien como yo. Tengo mis instantes de debilidad. El duelo
que vuelve. Pero tengo ganas de seguir en pie, presentando batalla.
Tengo hambre de vida. De alzar el vuelo. De renovarme, reconvertirme,
de que salgan las cosas como han de salir: Bien. Le debo todo a mis
amigos, mama. Estarías orgullosa de ellos. Estoy orgullosa de ellos.
No sabes lo arropada que me siento. Nunca les podré devolver todo el
amor que sienten.

jueves, 1 de agosto de 2013
Mama
Te lo iré diciendo poco a
poco, porque soy una egoísta y hablar de ti me duele muchísimo. Lo
que quiero decirte antes que nada, lo que quiero pedirte es que me
perdones. Que perdones mi mal carácter, las discusiones tontas y el
no decirte más a menudo que te quiero con toda mi alma. Perdóname.
Siento haber sido una carga para ti, en los momentos en que lo fui.
Nunca te hice daño queriendo, si lo hice fue sin darme cuenta.
Perdóname. Perdóname.
Siento muchísimo haber
confiado en tus otros hijos y no haber oído tu último aliento.
Dejarme llevar por su falsa preocupación. Siento no haberme
despedido mejor de ti, me llevaron, me quitaron de tu lado nada más
entrar a la habitación del hospital, ahí dónde dejaste de existir,
esperando a que yo durmiera, querías irte mientras yo dormía. Lo
sé. Sé que no quisiste verme sufrir más y te fuiste cuando
conseguí conciliar el sueños tras dos noches sin dormir.
Siento recordar tu cara de
los últimos momentos. No me la puedo quitar de la cabeza. Quisiera
recordar tu risa, tus carcajadas, tu voz. Solo alcanzo a recordarte
en el suelo tumbada esperando a que llegara la maldita ambulancia, y
el sonido de tu respiración forzada. Te me apareces así y no quiero
tener ese último recuerdo. Lo siento. La mente humana juega malas
pasadas.
Siento, lo siento
muchísimo. Siento que no pudieras hacerle frente, siento que tú
tuvieras ganas de seguir pero no las fuerzas suficientes, siento el
dolor que te causó, lo que padeciste hasta el final. Siento todo eso
aunque yo no pudiera controlarlo. Lo siento.
Te quiero, mama. Te
quiero. Te lo dije unos días antes de que te fueras porque sabía,
intuia que te me ibas. Te lo dije. Que eres lo que más quiero en
esta vida. Pero no sé si los efectos secundarios de la morfina
dejaron que lo asimilaras. Te quiero. Te lo dije antes de irme, te lo
dije en la fría habitación del hospital, te lo dije mientras
reposabas ya, te lo dije antes de que te me arrebataran. Te lo dije.
Pero he de decírtelo muchas más veces, cada día de mi vida. Te
quiero.
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