Ya sé dónde descansarás.
Ya sé dónde debes estar. Dónde debes permanecer para que pueda
verte cuando quiera. Es un lugar precioso, de aguas calmadas y vistas
increíbles, cerca de donde pasaste casi toda tu vida. Un paraje
lleno de vida, de personas que nunca te dejaran a solas, y de
momentos ideales de soledad. Cuando esté preparada te dejaré ir
ahí. Y tendré, por fin, un lugar al que regresar pensando que
estarás bien, que estarás en paz.
Mama, estarás tan bien...
estarás tan bien como yo. Tengo mis instantes de debilidad. El duelo
que vuelve. Pero tengo ganas de seguir en pie, presentando batalla.
Tengo hambre de vida. De alzar el vuelo. De renovarme, reconvertirme,
de que salgan las cosas como han de salir: Bien. Le debo todo a mis
amigos, mama. Estarías orgullosa de ellos. Estoy orgullosa de ellos.
No sabes lo arropada que me siento. Nunca les podré devolver todo el
amor que sienten.
Y mama, estarías tan
contenta si supieras que por fin de nuevo sé lo que es querer a
alguien y que te quiera de verdad. Estarías tan feliz por mí si
supieras que he reencontrado a quien nunca debió irse de mi vida...
Estarías.... No, seguro que lo estás. Seguro que desde ahí, desde
donde me vigilas, sabes todo lo que me pasa, todo lo ves. Puedes
estar tranquila. Porque existen personas que me quieren. Como te quiero a ti.
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