Llega un momento en el que pasas de
decirte a ti mismo “así será mi vida” a decirte “así es la
vida”. Ese momento llega cuando asumes que tus sueños quizá se
han tornado inalcanzables porque las circunstancias han provocado que
no puedas llegar hasta ellos. Ese momento de asunción de lo
inevitable no conlleva que dejes de soñar, solo quiere decir que ha
llegado el día de decir basta a las ensoñaciones y bienvenida a la
vida. No hablo de conformismo, que también, porque no conformarse
puede acarrear una sensación de fracaso infranqueable. Hablo de
asumir que no puede tenerse todo lo que uno quiere y que hay que
priorizar.
Ha llegado el momento de asumir que es
muy difícil que vuelva a ser periodista y quizá el principal factor
no sea la crisis económica o la situación anterior ni las erróneas
decisiones tomadas. Quizá el principal factor sea que ya no siento
una ilusión especial por volver a ser periodista. Sí, me
encantaría, pero si no, no pasa nada. Así es la vida.
También ha llegado el momento de
aceptar que nunca escribiré un libro, no porque no quiera, sino
porque no tengo suficiente ingenio ni ganas de escribirlo: cuando me
pongo a ello solo me salen palabras abominabless y cuentos tristes
que no pueden interesar demasiado. Así es la vida.
Finalmente, lo que más me duele es que
ha llegado el día de asumir que no voy a tener hijos: no porque sea
demasiado vieja ni porque no tenga pareja (que tampoco es necesaria
para eso) sino porque ya tengo suficiente con sobrevivir como para
arrastrar a una mísera supervivencia a un renacuajo con mis ojos, mi
frente, mis manos y mis dedos de los pies e, incluso, mi lunar en el
muslo. Bueno, asumir eso es más complicado porque creo que un día,
no lejano, las cosas cambiaran, pero no quiero soñar despierta y
sufrir después con un nuevo fracaso, así que, así es la vida,
muchachos.
Ved “This must be the place”, os la
recomiendo. La primera frase de este post es del guión de esa
película.
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