viernes, 23 de enero de 2015

¿Distopía o utopía?

Theodore, que trabaja escribiendo cartas para otros, hace un año que se separó y está a punto de firmar los papeles del divorcio. No lo hace porque espera a dejar de querer a su mujer. Un día compra el nuevo sistema operativo OS1 del que se acaba enamorando. Esta distopía es el principal hilo conductor de Her, una película de 2013 dirigida por Spike Jonze y protagonizada por Joaquin Phoenix (sobra decir que es hermano del desaparecido River Phoenix, sobra decirlo porque solo si tienes 35 años o más sabes quién es River Phoenix). La película plantea algunas reflexiones en torno al amor. Theodore no idealiza la relación que mantiene con un sistema operativo, su amor es real pero no consumado, es decir, platónico. No es tan diferente al que pueden mantener dos personas separadas por un continente o por otras circunstancias de la vida.

Más allá de esa típica reflexión en la que todos caemos, y más si acabamos de vivir una ruptura, la película me plantea otra duda: esa relación tan estrecha que mantiene el protagonista con un sistema operativo, con un software, con un ente no animado, carente de cuerpo y mente, por muy inteligente que sea (inteligencia artificial, oxímoron donde los haya). Decía al principio que creía, que prefería creer que se trata de una distopía pero ¿y si no es así? La soledad, la incapacidad de mantener relaciones reales, la facilidad con la que interactuamos con aplicaciones, con programas, con ordenadores, ¿no nos puede llevar realmente a satisfacer nuestras necesidades afectivas con un sistema operativo lo suficientemente avanzado? La respuesta fácil es que la falta de contacto físico, de sexo al fin y al cabo, puede ser determinante para que la respuesta sea negativa. Pero, ¿no hay miles de personas que prefieren el onanismo (acompañado del youporn) a una decepción sexual con un congénere? No sé, ¿es una distopía o una utopía?

No hay comentarios:

Publicar un comentario