Esperar la llamada que te confirme que
aún puedes soñar con volver a tener anhelos, aspiraciones.
Aguardar a que llegue el aviso de
correos para que puedas recoger lo poco que dejaste atrás en un
rincón de la geografía que no piensas volver a pisar de forma consciente porque la RAE dice que el adverbio derivado terminado en -mente no existe y ya me dirás qué narices piensan los académicos de la RAE.
Permanecer quieto observando como todo
avanza mientras tú confías en que a la mierda, no tengo ganas de
escribir y no sé qué estoy haciendo y escribir por escribir carece
de sentido y no es la primera vez que me bloqueo sin saber qué decir y algo presagiaba la tontería del adverbio y me queman las orejas y siento una sensación de ahogo que solo la
ebastina puede calmar así que menos chorradas como él las llamaba y a cuidarse e irse a
la cama a leer uno de los libros que tienes a medias (que ahora son
dos) y a soñar con la canción de O-zone como hace unos días que ya
me dirás por qué sueñas con ese grupo rumano del numa numa yei que
tiene delito que aparezca tan claramente en tus sueños porque no
entraste en la fase REM y estuviste pocas horas en la cama en un
estado de duermevela extraño viviendo en lugares que ni has visitado
y despertándote cada media hora y eso que no tenías nada que hacer
por la mañana que perturbara tus horas de descanso. Y ha venido el
técnico del ascensor que siempre llama a tu puerta cuando se
estropea que es bastante habitual que falle una vez recuerdas una vez
tuviste que calmar a una vecina que se había quedado encerrada en
ese ascensor de la muerte que al menos no tiene un hueco para los
ataúdes como aquel de Barcelona que te daba escalofríos cada vez
que subías y suerte que ya no subirás más en él y además lo han
cambiado porque era verdaderamente desagradable.
Captura de Youtube: Dragostea Din Tei |
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