miércoles, 31 de julio de 2013

Y no pienso hablar más de esto

Dañar. Herir de forma expresa. Desamparar. Prometer la luna y desaparecer. Creer en la bondad de los demás, caer en la trampa del manipulador. Confiar en quien no debes, a sabiendas que te está estafando. Pensar que los lazos familiares quizás sirven de algo. Creer a pies juntillas que esa persona a la que quieres, los de tu sangre también la quieren. Recibir reproches, insultos, amenazas, con el cuerpo aún caliente. Montar el espectáculo en un tanatorio atestado y desear únicamente que te trague la tierra y se vayan, muy lejos, que te dejen en paz con tu dolor. Que te dejen en paz con tu duelo. Que te dejen en paz y permitan que te despidas en paz del ser al que más debes en esta vida, al que más quieres, al que te llevó en las entrañas, al que te crió, al que te educó, al que te quiso sin condiciones, al que te ayudó, al que intestaste ayudar, al que cuidaste de la mejor manera que supiste, al que tuviste que ver cómo se iba poco a poco. Que te dejen en paz y no vuelvan, es lo único que deseas. Y no pienso hablar más de esto.

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