Dañar. Herir de forma
expresa. Desamparar. Prometer la luna y desaparecer. Creer en la
bondad de los demás, caer en la trampa del manipulador. Confiar en
quien no debes, a sabiendas que te está estafando. Pensar que los
lazos familiares quizás sirven de algo. Creer a pies juntillas que
esa persona a la que quieres, los de tu sangre también la quieren.
Recibir reproches, insultos, amenazas, con el cuerpo aún caliente.
Montar el espectáculo en un tanatorio atestado y desear únicamente
que te trague la tierra y se vayan, muy lejos, que te dejen en paz
con tu dolor. Que te dejen en paz con tu duelo. Que te dejen en paz y
permitan que te despidas en paz del ser al que más debes en esta
vida, al que más quieres, al que te llevó en las entrañas, al que
te crió, al que te educó, al que te quiso sin condiciones, al que
te ayudó, al que intestaste ayudar, al que cuidaste de la mejor
manera que supiste, al que tuviste que ver cómo se iba poco a poco.
Que te dejen en paz y no vuelvan, es lo único que deseas. Y no
pienso hablar más de esto.
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