miércoles, 15 de mayo de 2013

Charlatanes

Joder al prójimo no es el único deporte nacional en este país, ya sabéis, lo que siempre se ha llevado es la charlatanería (directamente relacionada con lo de joder al prójimo). Dice la Wikipedia que “un charlatán es una persona que practica algún tipo de estafa con el fin de conseguir beneficio económico o alguna otra ventaja mediante el engaño o la superchería. Todo charlatán debe tener alguna habilidad especial; la más común es el don de la palabra, mediante la que logra embaucar a su audiencia, por lo general inculta en la temática que el charlatán postula. Otra de las habilidades más comunes es la prestidigitación (movimiento rápido de las manos), mediante la cual hacían los cambios oportunos de productos que entregaban, recibían o devolvían. A menudo los poseedores de la primera habilidad mencionada se asociaban con los de ésta, para mejor llevar a cabo sus estafas. En lenguaje más coloquial, se llama también charlatán a aquel que habla excesivamente y, más específicamente y en sentido peyorativo, cuando además habla de algo que no conoce o no entiende.”

Y tenemos de los dos tipos, los que embaucan con el fin de conseguir un beneficio propio, y los que hablan sin parar de temas que desconocen. Solo hace falta hacer un repaso a los diarios para encontrar ejemplos de los dos, pero en la vida cotidiana también existen. El peor tipo de charlatán, pero, es el que además combina ese mal llamado arte con la alcahuetería, entendida como propagación de chismes. Y aunque tradicionalmente se ha relacionado esta con actitud con las mujeres, no hay peor charlatán alcahuete que un hombre.

http://wherewhywhen.com/
El charlatán chismoso creador de rumores es un ser peligroso, puesto que el único fin que persigue es crear maraña y además suele jugar a un doble juego. Sabe sacar información con palabras bonitas abusando de la confianza depositada, información que tergiversa y difunde a su antojo. A veces miente descaradamente para obtener una verdad que acabará convirtiendo en otra mentira. 

Quizás parece propio de adolescentes, pero los charlatanes alcahuetes suelen serlo toda la vida. Hace unos años que conozco un par de ejemplares. Uno de ellos lo tenía clarísimo, lo calé el primer día. Al otro me ha costado un poco más desenmascararlo, porque confiaba en él, pobrecita de mí. Pero todo cae por su propio peso. 
Muerte al charlatán.

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