Dice la canción:
“Necesito unas vacaciones de amar, solo quiero dar palmas y
bailar”. Admiro a quienes pueden desconectar el cerebro un solo
instante y no pensar en nada, mantener la mente en blanco. Querría
la receta de la desconexión, tener a mano el botón que permita
hacer ¡clic! Y apagar mi cerebro. Otros dirán que mantener la mente
siempre ocupada es saludable, evita que las pocas neuronas sanas que
quedan puedan sobrevivir en buenas condiciones. Permíteme que lo
dude. Cuando trabajaba era incapaz de desconectar. En vacaciones,
seguía preocupada por cómo irían las cosas sin mí. No digas que
era porque me creía imprescindible. Nadie es imprescindible. Es una
sensación de querer tenerlo todo bajo control.
esamiva.blogspot.com.es |
Y ahora que no trabajo
sigo sin ser capaz de desconectar. Pienso en lo que pasó, analizo
cada uno de los pasos, pienso en lo que puede pasar, en planificar el
futuro incierto. Eso provoca el insomnio. Envidio los que pueden
dejar sus problemas o preocupaciones tras la puerta de la habitación
y duermen como lirones. No puedo. Lo intento. Intento meterme en la
cama, relajarme, vaciar el cerebro de pensamientos y dormir. Pero no
puedo. Pienso en lo que hice ese día, qué dije, que pude haber
dicho, que pude haber hecho, qué debería hacer o debería decir.
Tengo un pequeño truco: pensar en cosas positivas que no van a
pasar. Pero eso tiene un evidente peligro, confundir los recuerdos
verdaderos con los imaginados.
En ocasiones no consigo distinguir lo
que viví de lo que pensé. El truco no siempre funciona, así que
paso noches sin dormir. Viene de familia. Me di cuenta estos días.
Mi madre lleva una semana sin dormir, acaso si duerme cuatro horas
diarias. El dolor no es lo único que le provoca el insomnio, es la
desazón, el pensar, el cavilar, el no poder desconectar ni un
momento.
¿Qué haces para
desconectar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario