Tengo una cicatriz en la
rodilla derecha desde los siete años. Caí rodando por una pendiente
(para qué bajar andando si puedes rodar) y fruto del incidente, me
quedó una marca de lo más sexy. Muchos años después, más de
veinte, mi subconsciente decidió que ya era hora de equilibrar la
simetría en cuanto a cicatrices sexys.
Una mañana temprano, con
las maletas en ristre y la mochila al hombro, me dirigía a coger el
bus que me llevara a la estación de tren, para iniciar un largo
viaje. Vestida con ropa ligera y unas peligrosas sandalias, vislumbré
el instante en el que me iba a matar. No literalmente. Vi una pequeña
bajada en la acera y dije en voz alta, “te vas a caer”.
Efectivamente, resbalé con la pierna derecha hacia adelante, caí de
culo al suelo con la rodilla izquierda encogida bajo mis tantos
quilos, unos pocos.
Paré el poco tráfico que
había a aquellas horas de la mañana y unos amables caballeros se
interesaron por mi estado. Aunque el accidente pareció aparatoso, no
me rompí ningún hueso y no con poco esfuerzo, proseguí mi camino a
la estación. Allí me di cuenta de que me sangraba la rodilla
izquierda y la parte frontal del tobillo. Será que tengo los niveles
de plaquetas alterados o bien que hasta ocho horas después no pude
desinfectar las heridas, pero el resultado del accidente continúa
visible, un año después.
Tengo ambas rodillas
cicatrizadas y uno de los tobillos. Quizás ahora quiera lograr la
simetría en los tobillos, ya que sigo lanzándome a las
pendientes sin tener en cuenta mi torpeza.
Las cicatrices son sexys, y sino mira a Tina Fey!! ;D
ResponderEliminarBonus track:
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